5/28/2014

Amor fati

Que el tiempo no camine hacia atrás es lo que secretamente nos causa más rabia. «Lo que
fue, fue»: así se llama la piedra que ella, la voluntad, no puede en modo alguno remover...
Esto sí, esto sólo es la raíz de nuestra más profunda venganza: la aversión de la voluntad
contra el tiempo y contra su imborrable «fue»... El espíritu de la venganza, amigos míos,
sobre esto es sobre lo que mejor han reflexionado los hombres hasta ahora; y donde había
sufrimiento allí debía haber siempre castigo... hasta que la voluntad creadora añada: «¡Pero
yo lo quiero así! ¡Yo lo querré así!»... Algo superior a toda reconciliación tiene que querer la
voluntad que es voluntad de potencia. Sin embargo, ¿cómo ocurre esto? ¿Quién ha
enseñado incluso el querer hacia atrás?


(Así habló Zaratustra, II, «De la redención»)                       - Friedrich Nietzsche

5/27/2014

SOLO

Desde mi hora más tierna no he sido
Como otros fueron, no he percibido
Como otros vieron, no pude extraer
Del mismo arroyo mi placer,
Ni de la misma fuente ha brotado
Mi desconsuelo; no he logrado
Hacer vibrar mi corazón del mismo modo
Y, si algo he amado, lo he amado solo.

Entonces, en mi infancia, en el albor
De una vida tormentosa, del crisol
Del bien y el mal, de su raíz misma
Surgió el misterio que aún me abruma:
Desde el venero o el vado,
Desde el rojo acantilado,
Desde el sol que me envolvía
En otoño con su pátina bruñida,
Desde el rayo electrizante
Que me rozó, seco y rasante,
Desde el trueno y la tormenta,
Y la nube suave y clara
Que, en el cielo transparente,
Formó un demonio en mi mente.


 Edgar Allan Poe

De todos cuantos anhelan tu presencia:

5/11/2014

Huele la putrefacción..

"El conocimiento, el decir sí a la realidad, es para el fuerte una necesidad, así como son una necesidad para el débil, bajo la inspiración de su debilidad, la cobardía y la huida frente a la realidad. El débil no es dueño de conocer: los décadents tienen necesidad de la mentira, ella es una de sus condiciones de conservación."             
                                                                            - Friedrich Nietzsche 


(Ecce Hommo: Cómo se llega a ser lo que se es / "El nacimiento de la tragedia" Cp. 3)

5/02/2014

¡Guardaos de escupir contra el viento!

"¿Me es lícito atreverme a señalar todavía un último rasgo de mi naturaleza, el cual me ocasiona una dificultad nada pequeña en el trato con los hombres? Mi instinto de limpieza posee una susceptibilidad realmente inquietante, de modo que percibo fisiológicamente -huelo- la proximidad o -¿qué digo?- lo más íntimo, las «vísceras» de toda alma... Esta sensibilidad me proporciona antenas psicológicas con las que palpo todos los secretos y los aprisiono con la mano: ya casi al primer contacto cobro consciencia de la mucha suciedad escondida en el fondo de ciertas naturalezas, debida acaso a la mala sangre, pero recubierto de barniz por la educación. Si mis observaciones son correctas, también esas naturalezas insoportables para mí limpieza perciben, por su lado, mi previsora náusea frente a ellas; pero no por esto su olor mejora... Como me he habituado a ello desde siempre -una extremada pureza para conmigo mismo constituye el presupuesto de mi existir, yo me muero en situaciones sucias-, nado y me baño y chapoteo de continuo, si cabe la expresión, en el agua, en cualquier elemento totalmente transparente y luminoso.  Esto hace que el trato con seres humanos sea para mí una prueba nada pequeña de paciencia; mi humanitarismo no consiste en participar del sentimiento de cómo es el hombre, sino en soportar el que yo participe de ese sentimiento... Mi humanitarismo es una permanente victoria sobre mí mismo. - Pero yo necesito soledad, quiero decir, curación, retorno a mi mismo, respirar un aire libre, ligero y juguetón... Todo mi Zaratustra es un ditirambo a la soledad o, si se me ha entendido, a la pureza... Por suerte, no a la estupidez pura -Quien tenga ojos para percibir colores, calificará al Zaratustra de diamantismo. -La náusea que el hombre, que el «populacho» me producen ha sido siempre mi máximo peligro... "


Friedrich Nietzsche   (Ecce Hommo: Cómo se llega a ser lo que se es / "Por qué yo soy tan sabio", cap.8)