No me basta con que el rayo ya no cause daño. Yo no quiero desviarlo:
debe aprender a trabajar para mí.
Hace ya mucho tiempo que mi sabiduría se acumula como una nube, se
vuelve más silenciosa y oscura. Así hace toda sabiduría que alguna vez debe
parir rayos.
Para estos hombres de hoy no quiero yo ser luz ni
llamarme luz. A éstos, quiero cegarlos: ¡rayo de mi sabiduría!
¡Sácales los ojos!
(Del hombre superior, 7 / Así habló Zaratustra) - Friedrich Nietzsche